En las bases
curriculares del MINEDUC, es reconocido el eje de oralidad como una de las tres
áreas a abarcar tanto en la enseñanza básica como en la enseñanza media. Si
consideramos esto, un tercio de las actividades realizadas en la escuela
debieran ir enfocadas hacia el desarrollo de competencias relacionadas con la
expresión y comprensión oral. No obstante, los instrumentos de medición de calidad
(como SIMCE) y de evaluación de habilidades al egresar de la enseñanza
científico-humanista (PSU) mantienen un enfoque principalmente –por no decir totalmente-
centrado en la comprensión lectora, eje que, junto con escritura, debiera abarcar dos tercios del área de estudio.
La
comunicación entre docente y estudiantes, así como la comunicación entre
estudiantes, se produce por medio de la oralidad. Pero sabemos que no es
suficiente un ejercicio cotidiano para el desarrollo de
habilidades asociadas a este eje. Si pudiese darse de esa forma, no sería
necesaria una didáctica de la comprensión lectora, pues el simple ejercicio de
leer y leerse mutuamente desarrollaría óptimamente la competencia comunicativa.
Lo que brilla por su ausencia en las aulas de la educación municipal y
particular subvencionada es la importancia de una didáctica de la oralidad.
Las habilidades del primer ciclo básico en el eje oral apuntan hacia realizaciones concretas y útiles del habla y el escuchar. La comunicación es potenciada en su misma ejecución. Estas son identificar, interactuar, desarrollar conciencia fonológica. Sin embargo, hacia el segundo ciclo, el eje de oralidad se convierte en un listado de contenidos que se aleja de la interacción comunicativa concreta. Solo en los dos últimos años se retoman habilidades concretas -impostar, modular, adecuar vocabulario, expresión verbal y corporal adecuadas-, sin embargo, estas no son vistas en su totalidad. La escuela pasa la oralidad a un segundo plano, cumpliendo una función de mero acompañamiento al eje central que será evaluado nacionalmente: la comprensión lectora.
A partir de este año, la PSU de Lenguaje y comunicación no solo omite el eje de oralidad en su aplicación, sino que además, desde la implementación 2014 deja fuera los pocos conocimientos teóricos sobre este. Sin una didáctica implementada y en constante evaluación, los objetivos de aprendizaje en el currículum nacional son metas ficticias. La expresión oral, como competencia fundamental de la oralidad, no se verá beneficiada con didácticas ni planes de implementación mientras sea una distracción en los reales objetivos de aprendizaje en el sistema educacional chileno. Estos son, los que benefician directamente una posición del establecimiento en las pruebas nacionales. El método de la selección múltiple mantiene la boca de la oralidad tapada.
A partir de este año, la PSU de Lenguaje y comunicación no solo omite el eje de oralidad en su aplicación, sino que además, desde la implementación 2014 deja fuera los pocos conocimientos teóricos sobre este. Sin una didáctica implementada y en constante evaluación, los objetivos de aprendizaje en el currículum nacional son metas ficticias. La expresión oral, como competencia fundamental de la oralidad, no se verá beneficiada con didácticas ni planes de implementación mientras sea una distracción en los reales objetivos de aprendizaje en el sistema educacional chileno. Estos son, los que benefician directamente una posición del establecimiento en las pruebas nacionales. El método de la selección múltiple mantiene la boca de la oralidad tapada.
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